jueves, 20 de noviembre de 2014

¡Presentación! “Furled Leaders” o Bajos de línea torsionados

Los bajos de línea siempre me han obsesionado. Cuando comenzaba en esto de la pesca con tralla y no extendía la línea y el bajo lo suficiente como para alcanzar al pez, o la mosca caía de manera estrepitosa en las cercanía de una posible trucha, ya era consciente de mi falta de experiencia en el lanzado, aunque siempre consideré que la longitud y el diseño del bajo afectaba mucho a mis fracasos. Me parecía esencial entender y dominar esos últimos metros de nylon,  para llegar a ser un buen pescador de mosca. Sometía,  a los expertos pescadores de entonces a continuas y agotadoras preguntas. Por fin, en AEMS Madrid me explicaron que el bajo trenzado de Castor o de Guy Plas (para los más afrancesados) , era la solución a todos mis problemas. La  longitud iba desde los 1,2 metros de los modelos de Pereda, a los 1,8 metros de Castor. En algún caso, podías encontrar longitudes de 2 metros, como los que vendía el famoso Roman Moser, pescador y montador austriaco, aunque entonces eran muy complicados de encontrar en las tiendas del sector. La longitud y efectividad  dependía  de la anchura del río y del diseño de puntal o “tippet” que pusiera.


Con este modelo  pesqué varios años hasta que pasó de moda en las revistas españolas del sector y cayó en desuso entre los mosqueros hispanos, cada vez más influenciados por los artículos y modas norteamericanas. Todos comenzamos a utilizar el bajo ahusado de 9’o de 12´, fabricado por las grandes empresas que surgieron tras el estreno en todo el mundo de la película «El río de la Vida». La comercialización de material de pesca a mosca tuvo un boom de casi un decenio, donde cambiábamos de caña casi cada año y acumulábamos material y artilugios, creo yo,  por el miedo al fracaso . El bajo ahusado era cómodo y relativamente barato, aunque había que estirarlo varias veces a lo largo del día y darle pasta flotabilizadora para asegurar que no se hundiera a menudo. Pero daba igual, los pros aventajaban a los contras, y ya no se hablaba en la orilla del río de diseños, sino de marcas.


 Por esa época, a mediados de los años noventa, me desplacé a vivir a París por razones de trabajo. En sus clubs de pesca y en algunos  Cafés de Sociedad, me informé de cómo lo hacían los franceses y  además, aproveché para ponerlo en práctica y para  pescar sus ríos durante dos largos años. Allí, entre Las Galias y el Macizo Central Francés, entre el Franco Condado y los rabiosos Alpes, comencé a pescar a ninfa y darme cuenta de sus ventajas, a mejorar mis técnicas de seca, a montar nuevos moscos con CDC, y a amar las buenos lances y posadas. Los franceses me enseñaron más a pasear por el río que a estropearle. Y también allí, en una tienda antigua de pesca llamada “La Maison de la Mouche” , rodeado de cañas de bambú y líneas de seda,  cayó en mis manos el libro “Presentation”, escrito por Gary Borger.


En un capítulo entero dedicado a  modelos y diseños de bajos de línea (debéis leerlo alguna vez, no tiene desperdicio), explicaba que su solución al problema común con los bajos de línea,  era seguir la máxima de su amigo George Harvey (histórico pescador americano): tener un bajo de nylon rígido los primeros metros y continuar con un hilo dulce y maleable la otra mitad.


De esta manera se maximizaba la extensión completa del bajo con la delicadeza del último metro  del “tippet” para asegurar una buena presentación. Con esta premisa, se podían hacer varios diseños de bajo dependiendo de si se pescaba a ninfa, a seca, a “streamer”, si era mosca grande o pequeña, etc, incrementando de nuevo la complejidad del modelo.  Para solucionarlo, GaryBorger ideó entonces el Uni-Body Leader: un bajo de 1,5 metros fijos de hilo Maxima Chameleon, bastante rígido para su espesor, y unos dos metros de hilo más suaves y livianos, para evitar el dragado. Curiosamente, esta eficiencia lo conseguía con sólo 4 tramos. En mis salidas de pesca observaba también que la mayoría de los pescadores de mosca franceses  e  italianos, llevaban bajos anudados, lo cual me auto-confirmaba el concepto de bajo de Gary Borger. Pesqué con este modelo de  bajo durante bastantes años, dándome muchas alegrías aquí y allende de los mares. He engañado muchas truchas y ha aguantado vientos y mareas, mejorando de manera sobresaliente, la exactitud en la colocación de mi mosca y en muchos casos minimizaba el dragado.


Pero soy un inconformista nato y según mejoraba como pescador, analizaba cada vez más cada acción de pesca del día para intentarla superar al día siguiente. Empecé a ver algunos defectos en el modelo de Gary Borger.  Me daba cuenta que ante situaciones difíciles los rechazos eran abundantes, a veces con las viejas y  grandes truchas en las tablas u otras con los reos solitarios que se acurrucan en las profundas pozas a la espera de un insecto apetecible. Todos eran peces que  podían seguir tu mosca durante varios metros antes de ser engañados. Al inicio pensaba que era el mosco. Luego creí que era mi simple presencia. Y sólo al final deduje que era de nuevo el bajo de línea. Sabía que de algún modo me estaba afectando a la calidad de la presentación «in extremis”, pero me empecinaba en mantener el diseño y estilo que tantos éxitos me había dado las temporadas anteriores ¿no pescaban así los grandes mosqueros de referencia?¿y aquellos que están en la competición?  Ante corrientes complejas y con numerosas ocas,  como en los ríos ibéricos según avanza la temporada, como ocurre en la mayoría de nuestros ríos calcáreos de la mitad sur, la parte rígida del bajo hacía dragar a las minúsculas moscas artificiales del puntal  en el momento menos aconsejable. No era la mosca…, seguía siendo la presentación. Volví a darle vueltas. Me acuerdo que una vez lo estuve hablando con Jon Huerga, en su tienda de Bilbao, y me confesó que ante situaciones difíciles y pescando a seca, él cambiaba el tipo de bajo, y ponía un trenzado de los suyos y luego varios metros de puntal. ¿Sería esa la solución a mis problemas? Luego leí en el blog de Gary Borger que el utilizaba un trenzado de Climax Duramax™ para minimizar el dragado en ocasiones especiales.  Me consta que ahora no están de moda en España, pero en países vecinos, una gran parte de los pescadores de mosca han vuelto al pasado y llevan trenzados en la recámara para ocasiones difíciles. Por razones parecidas a las anteriormente expuestas, para mejorar  la presentación y minimizar el dragado, hay un revival de utilizar líneas de seda.


Ahí andaba yo en una nube de dudas cuando releyendo el  libro “Micropatterns”, de Darrell Martin, encontré el capítulo dedicado al “furled Leader” o malamente llamado “bajo torsionado”, palabreja que no está recogida por la RAE pero que repetiremos numerosas veces en este texto. En sus párrafos explica con detalle  cómo pescando el Alto Tajo en una calurosa mañana de Agosto,  y tras tentar a varias truchas sin éxito con su bajo de nylon de longitud 12´, nuestro amigo común Luis Antúnez le aconsejó poner una «cola de rata trenzada», para no espantar en cada posada a las grandes y resabiadas truchas de este magnífico río. Así lo hizo, cambió al nuevo bajo, y quedó maravillado  al observar no sólo la suave caída sobre la postura de la trucha de este bajo compuesto, sin inmutarla, sino también la falta de dragado durante varios metros, dando tiempo a la trucha a no dudar de la imitación lanzada.  Añado un texto final del libro que dice mucho de este tipo de modelos de bajo:

«Aunque el “furled leader” no puede sustituir a todos los bajos de línea en todas las situaciones de pesca, debo decir que es único y efectivo para moscas pequeñas y truchas selectivas  en ríos de aguas claras y lentas.»

Estas palabras me transportaron a un nuevo mundo maravilloso,  y empecé a estudiar  todo lo relativo a “bajos torsionados” o “furled leader” en libros, en internet y fue, incluso, un tema central de discusión en charlas con expertos americanos.


Compré algunos bajos y pesqué con ellos. Tenían un extra coste, pero eran artesanales e incluso personalizados, hechos a mano y  duraban una eternidad.  Tras convencerme de sus ventajas, comencé a dominar todos los extras que aportaban estos bajos. Después empecé a hacerlos yo mismo,  con diseños contrastados por otros artesanos  y al final cambié los esbozos existentes por otros personales,  adaptándolos mediante prueba y error, a los ríos españoles. De esto hace varios años, y ahora tengo toda la confianza como para informaros de ello, compartirlos e incluso venderlos. Ahora los hago manualmente  variados adaptados a nuestros ríos y maneras de pescar:  para seca, ninfa y ahogada; con o sin identificación de picada; de hilo de seda o con hilo de montaje UNI (para mí el mejor) aunque en algún caso me lo han pedido de nylon o de fluorocarbono;  de distintos tonos  y para distintos tipos de peces.  Mis colores preferidos son el verde oliva, el gris óxido (Rusty Dun” en inglés) o el canela (“Tan” en inglés), dependiendo del entorno donde pesque (esta decisión es personal, porque no he visto que afecte en demasía a los peces), pero ya sabéis que en la pesca, hay que sentirse cómodos para confiar. Los hago mayoritariamente en  2 metros (6,5’) y en 1,5 metros (5’), aunque estoy haciendo algunos en 3 metros y en 4 metros para pescar a la técnica japonesa “Tenkara”, a la cual estoy iniciando a mis hijos y e hijos de amigos, para que se enganchen desde pequeños en este mundo de la mosca. La labor es totalmente manual y artesanal, y los hago con una lazada en un extremo y una anilla de 2mm en el otro, para facilitar el cambio del “tippet”.



Los “furled leader” son fáciles de lanzar, presentan grandes y pequeñas moscas de una manera sutil y, repito, el dragado queda minimizado, asegurando una exquisita presentación, hecho que al final, es lo que más nos debería  importar. Puedo extender hilos de punta o “tippet” hasta de 3 metros lo que me asegura un barrido de muchos metros hasta que la mosca drague. Por supuesto la mejora en mi presentación se corrobora con las respuestas de las truchas, cuyo número y calidad se han incrementado exponencialmente. No brillan o reflejan la luz y son muy elásticos.  Debo añadir que se lanzan muy bien contra el viento, hace bucles más  estrechos que los bajos de nylon, si así lo deseáramos,  y cuidándolo un poquito, como hacemos con las líneas sintéticas, pueden durar casi una temporada.  Como ocurre con  las líneas de seda, no retienen memoria, son suaves y se deben tratar con una pasta que la haga flotar. Yo la extiendo al inicio del día de pesca y quizá, alguna vez, aplique un poco más durante el transcurso del mismo. Cuando salgo de pesca suelo estar 5 o 6 horas, y muchas veces el bajo ha flotado  todo el día.  Me considero un pescador tranquilo y observador, y me relaja la parafernalia de extender la pasta de flotar a lo largo del “furled leader” ya sea en el coche, antes de poner la mosca artificial, o a la orilla del río cuando me siento para que mi espalda descanse de tanto vadeador y chaleco d pesca. Este momento se ha convertido en un ritual que me aporta más ventajas que inconvenientes a la acción de pesca: estudio el estado de las aguas, miro el tipo de eclosión de mosquito que hay, hablo con mis compañeros o hilo la hebra con otros pescadores. De cualquier manera, os tengo que decir que a cada “furled leader” le hago un tratamiento especial para que esté listo para su uso ya de inicio, aunque opino que siempre es aconsejable tratarle otro poco, si no tenemos demasiada prisa.
Para finalizar, una reflexión. Muchos experimentados pescadores creen que un  bajo de línea largo, de más de 4 metros, es la solución para capturar truchas selectivas. Y que cuanto más largo, más productivo será el bajo, a veces a costa de perder puntería y capacidad de extenderlo ante un viento moderado. Opino que la ventaja de un bajo de línea de gran longitud es que se  minimiza el ruido de la caída del extremo de la línea sintética y minimiza su sombra sobre el pez, en el continuo lanzado de mosca y línea.  Yo prefiero, si es posible, acortar mi leader e incrementar el “tippet”. Por mi experiencia, y en cada jornada de pesca lo compruebo, un puntal o “tippet” largo es mejor que un  bajo de línea extenso. El  “furled leader” facilita eso,  lanzar unos puntales  muy largos, ayudado por la masa del mismo más que por su rigidez. En mi caso, puedo extender hasta 3 metros de de nylon.



 A mi parecer, nos dejamos llevar muchas veces por lo que hace una mayoría de pescadores sin entender porqué lo hacen. Actuamos  por modas, más que por observación y experiencia. Probar cosas diferentes por vosotros mismos.  Creo que la  discusión está abierta.

4 comentarios:

  1. Realmente un texto sublime
    Muchas gracias,desde Argentina,Mendoza

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  2. Gracias a ti. Buena temporada de pesca en Argentina...cerrados los ríos en Europa, empieza lo bueno para vosotros.

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  3. No los cambio por nada.hace poco cambié a los de cutthroat y me encantan en su varios modelos.Tienen uno para streamer que lo uso para ninfa en vez del que hacen para ninfa pues es de nylon pesado,tiene mucha potencia y s e hunde bien.saludos.

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  4. Muy bueno el artículo. Me ha gustado hasta el punto de que acabo de hacer una compra de uno de tus furled leaders en tu tienda para probarlos.
    Pero al respecto dos preguntillas:
    - Unión con la linea: no me gusta muchos el sistema de lazada con lazada, sino que prefiero algún sistema tipo aguja. Mi pregunta es: ¿se puede quitar la lazada inicial para hacer esto o se deshará el torsionado?
    - Y otra pregunta: ¿qué diferencia hay entre los bajos torsionados (furled) y los trenzados (braided) (si es que la hay)?

    Un saludo,

    Pablo
    Barcelona

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